Electromecánica | "El calor de este verano hará fallar más a la batería en invierno"

Así lo advierten desde la iniciativa 'Elige calidad, Elige Confianza' de Sernauto. "Cuando las temperaturas son elevadas como las de este verano, provocan una mayor autodescarga de la batería".

Las baterías fallan en invierno pero su deterioro se produce en verano
Las baterías fallan en invierno pero su deterioro se produce en verano

"Probablemente, el calor de este verano hará fallar más a la batería del coche este invierno", advierten desde Elige calidad, elige confianza (Ecec), iniciativa promovida por Sernauto, "porque la batería está continuamente sometida a un proceso de autodescarga por el que, cuando las temperaturas son elevadas como las de este verano, provocan una mayor autodescarga de la misma".

Normalmente el coche tarda más en arrancar durante los meses más fríos, porque la batería de arranque disminuye su capacidad a temperaturas bajas, de hecho, “la capacidad de la batería se reduce por cada grado que baje la temperatura”, señalan Ecec, iniciativa formada por una veintena de los principales fabricantes de componentes de automoción que trabajan en pro de la seguridad vial a través del mantenimiento responsable de los vehículos.

No obstante, esta pérdida de capacidad de arranque viene dada, no por el frío, sino por el proceso de autodescarga que sufren las baterías con las altas temperaturas del verano, que además ha sido especialmente caluroso este año.

“Efectivamente, las baterías fallan en invierno, pero su deterioro se produce en verano”, afirman desde Ecec, y explican que “la batería es un producto activo que sufre desgaste con el tiempo, se use o no, y por lo tanto llega un momento en el que pierde todas sus prestaciones y deja de funcionar. Y es que, a pesar de que la batería se almacene en condiciones óptimas, está continuamente sometida a un proceso de autodescarga por el que, cuando las temperaturas son elevadas como puede ser en verano, provocan una mayor autodescarga de la misma”.

“En invierno”, continúan, “lo que ocurre es que la baja temperatura del motor y del aceite demandan a las baterías mayor potencia de arranque, que en ocasiones no se consigue dado el deterioro que han sufrido durante el verano. Además, las bajas temperaturas propias del invierno influyen en el proceso químico que tiene lugar en el interior de la batería, lo que también afecta al arranque y la recarga”. Igualmente, señalan que, además, “todas las funciones de confort propias del invierno como la calefacción de los asientos u otros sistemas de calefacción también se alimentan de la batería”. 

Así, para combatir los efectos de las temperaturas, los fabricantes de este componente realizan una importante labor en materia de I+D+i orientada a mejorar su autonomía y aceptación de carga por encima del 30 por ciento, lo que reduce el riesgo de avería o descarga de la batería, mejorando su rendimiento incluso en condiciones meteorológicas extremas.

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