Recientemente, en el post de Joaquín Gómez “Mi marca es la mejor”, se ha debatido mucho sobre la necesidad de que las empresas, y en concreto los talleres, no se subestimen a la hora de hacer valer sus enseñas.  Pero ¿cómo conseguirlo en una “época de dispersión” en la que “los bombardeos de publicidad constantes llegan a confundir hasta al más experto”? Esto es lo que se preguntaba uno de los usuarios que han participado con sus comentarios en el foro. No hay respuesta absoluta, pero sí un acuerdo generalizado entre los internautas acerca de que la buena imagen de marca se consigue no a través de “palabras vacías”, sino de las “acciones que realizamos”.

Pero ¿cuáles son esas acciones concretas? En otro de los comentarios se apuntaban algunas: “terminar el vehículo en la fecha acordada, realizar un trabajo de calidad, ofrecer algo más que los demás, y darle lo que quiere al cliente, entonces te reconocerá como uno de los mejores”.

Sin embargo, para muchas empresas el objetivo último no es tanto una cuestión de reconocimiento o de imagen en sí misma: “trabajar consiste en obtener beneficios (…). Los nombres, el privilegio, la imagen solo son meros instrumentos para este fin”, señalaba otros de los usuarios. A pesar de ello, son muchos los que apuntan en otra dirección: marcar la diferencia, a través de los recursos materiales y, sobre todo, humanos de las empresas.

En vista de los comentarios, parece que la clave del éxito de las marca radica en “saber venderse”. El autor de esta idea también aseguraba que, en el caso de los talleres, “pertenecer a una red aporta imagen y eso es muy importante en los tiempos que corren”, una afirmación que ilustraba con los ejemplos de Midas, Norauto o marcas similares. Pero lo que prevalece, en definitiva, son los valores de la propia marca “pueden llegar al retirarte la concesión, pero lo que nunca te van a retirar el tu sentimiento y tu identidad”, concluía otro de los seguidores del post.

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