Neumáticos | Señales de desgaste que alertan de que deben cambiarse los neumáticos

El funcionamiento óptimo de los neumáticos está íntimamente relacionado con la profundidad de su banda de rodadura, según Confortauto.

La multa por neumáticos desgastados es de 200 euros por cada uno
La multa por neumáticos desgastados es de 200 euros por cada uno

Confortauto Hankook Masters resume en 4 las señales de desgaste o deterioro que pueden evidenciar la necesidad de realizar el cambio de neumáticos; a saber, banda de rodadura inferior a 1,6 mm, pinchazo o daño grave, desgaste anormal en la banda de rodadura y vibración al volante.

En el primer caso, el funcionamiento óptimo de los neumáticos está íntimamente relacionado con la profundidad de su banda de rodadura. Su función principal es desviar el agua de debajo del neumático para mejorar la tracción y evitar el aquaplaning. La banda de rodadura de los neumáticos tiene una profundidad de entre 7 y 9,5 mm. La profundidad mínima legal de la banda de rodadura para todos los neumáticos de turismos en Europa es de 1,6 mm. Si los surcos están a menos profundidad, significa que el neumático debe de reemplazarse inmediatamente. No obstante, es recomendable no apurar tanto el desgaste de la banda de rodadura y sustituirlos cuando la profundidad sea inferior a 3 mm, ya que, a más desgaste, mayor distancia de detención.

Para comprobar su desgaste lo ideal es tener un profundímetro, herramienta que nos permite medir con precisión la profundidad exacta de las ranuras de los neumáticos en diferentes lugares de su superficie. Existe otra manera sencilla de saber si nuestros neumáticos están desgastados, y es introduciendo una moneda de 1 euro en el fondo de las ranuras. Si las estrellas grabadas en el borde de la moneda son visibles, es momento de cambiar los neumáticos.

Circular con neumáticos sin la correspondiente profundidad de la banda de rodadura supone mayor distancia de frenado y menor control ante una emergencia, pues falta adherencia al asfalto. Además, llevar desgastados los neumáticos es motivo de multa, pues la DGT considera esta infracción grave y la sanción es de 200 euros por neumático.

Por otro lado, Euromaster señala que, a pesar de la naturaleza robusta de los neumáticos, los pinchazos son irremediables. Un neumático puede sufrir un pinchazo mientras conducimos, pero es posible que no lo detectemos hasta que lleguemos a nuestro destino. Si esto sucede, debemos acudir urgentemente al taller para repararlo o reemplazarlo. Otros daños que afectan gravemente a los neumáticos son los golpes contra baches, bordillos u otros elementos. Si tras algún impacto de este tipo los neumáticos presentan deformación evidente, como abultamientos, rozaduras, grietas o pliegues en las gomas, es necesario cambiarlos, ya que su integridad estructural se ha visto afectada, lo que aumenta en gran medida la probabilidad de un fallo repentino o un reventón.

Una tercera señal que avisa la necesidad del cambio de cubiertas es el desgaste anormal de la banda de rodadura. Seas asimétricos (grandes diferencias en neumáticos del mismo eje), centrales o en los bordes de la banda de rodadura son desgastes fáciles de detectar y, probablemente, se deban a un problema mecánico, como fallo de equilibrado, paralelismo, transmisión o suspensión. También puede estar relacionados con una presión inadecuada, ya que si no tienen la presión recomendada o la goma está desgastada, el contacto con la carretera disminuye. Se recomienda revisar la presión por lo menos una vez al mes y siempre antes de un viaje largo. Circular con la presión adecuada es más seguro, reducirá el riesgo de dañarlos, aumenta su vida útil, y ahorra combustible. La información sobre la presión aparece en el manual de usuario del vehículo, en el lateral de la puerta del conductor o en el interior de la tapa del depósito de carburante. Así pues, ante la más mínima anomalía es importante hacer una visita al taller y que los revisen, pues de ello depende nuestra seguridad al volante.

Un cuarto factor que indica la necesidad de cambiar de cubiertas son las vibraciones al volante. Estas son uno de los problemas más molestos, porque su aparición no es a poca velocidad, sino todo lo contrario. Lo más frecuente es que se detecte a partir de los 90 km/h, agravándose el problema conforme se va aumentando la velocidad, lo que sin duda puede hacer que el conductor se asuste y pueda suponer un peligro de seguridad.

El origen de las vibraciones suele estar relacionado con los neumáticos. Un mal alineado, por ejemplo, provocará que los neumáticos no se apoyen correctamente y rueden de forma óptima. Este problema es visible fácilmente si hay un desgaste prematuro en la banda de rodadura o, directamente, tenemos alguno sensiblemente deformado.

Por otro lado, si la presión es incorrecta o si los neumáticos tienen algún defecto por el paso del tiempo o largos periodos de inactividad, es posible notar también estas vibraciones. Si detectamos cualquiera de estos síntomas ha llegado el momento de cambiar los neumáticos. Por ello, es muy importante que prestemos atención a su comportamiento mientras conducimos.

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