Electromecánica | Funcionamiento y características del depresor freno

Conocer sus componentes internos y su comportamiento garantiza una correcta revisión del sistema de frenado en el taller.

Funcionamiento y características del depresor freno
Funcionamiento y características del depresor freno

El sistema de frenado, encargado de detener el vehículo, se compone de dos partes fundamentales que permiten parar el vehículo sin apenas esfuerzo físico por parte del conductor: la parte encargada de frenar el vehículo durante su estacionamiento y el sistema auxiliar (que inmoviliza el automóvil).

Para entender el funcionamiento interno del sistema de frenado, Loctite ha publicado un artículo en su blog en el que ofrece las claves que los talleres deben conocer para saber revisarlo y garantizar, así, su estado óptimo.

Los componentes del sistema de freno, recuerda el post, son cuatro: el pedal de freno (transmite la fuerza que el conductor ejerce al sistema hidráulico), la bomba de freno (genera la fuerza necesaria para que los elementos de fricción puedan detener el vehículo), las canalizaciones (transmiten la presión generada por la bomba a los receptores) y los bombines (un cilindro por el que se desplazan uno o varios pistones).

A estos elementos, se suma otro igualmente importante, que es el servofreno y el depresor freno. Según recuerda el artículo, el servofreno es el sistema que permite minimizar el esfuerzo que hay que aplicar al pedal de freno cuando queremos detener el vehículo.

El servofreno (también llamado servofreno de vacío) es un sistema neumático compuesto por dos cámaras separadas por una pared móvil y un sistema de válvulas que permiten la comunicación con el exterior. Este componente provecha la depresión generada por el colector de admisión para reducir el esfuerzo que se hace sobre el pedal de freno.

Asegurar la estanqueidad entre estas cámaras y el exterior para que el vacío pase por la válvula atmosférica es muy importante, ya que si existe una fuga, se pierde la asistencia de los frenos y, por tanto, es imposible detener el vehículo a voluntad y el accidente es inevitable.

Los coches diésel no cuentan con esta depresión, por lo que montan, en su lugar, bombas de vacío o depresor.

Así, Loctite explica que el vacío crea una depresión en una cámara que actúa sobre el émbolo contenido dentro de ella. Al pisar el pedal de freno, se abre una válvula que permite el paso de la depresión atmosférica hacia el otro lado del émbolo y hace que se desplace.

Este, por medio de su vástago, actúa sobre el pistón de la bomba de freno, de modo que genera sobre los discos o los tambores una mayor fuerza de frenado. Es decir, que se aplica el conocido Principio de Pascal, por lo que si el área del pistón de la bomba es la mitad del área de los pistones de los sistemas de fricción la fuerza hidráulica que se transmite, se dobla.

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