Reparación | Las cinco "señales" de avería más frecuentes por las que se acude al taller

Los diferentes pilotos, el humo, el olor, los sonidos o las sensaciones pueden indicarnos una avería oculta que puede agravarse si no se atiende al momento.

Los cinco "avisos" más frecuentes de un coche que pide acudir al taller
Hacer caso omiso de las señales puede provocar a la larga un fallo grave

Cambios en el humo que sale del tubo de escape, sonidos que no son los habituales, testigos que se encienden o cambios en la respuesta del coche. Los vehículos dan “señales” o “chivatazos” que pueden indicar que no se encuentran en perfectas condiciones.

Norauto aborda la importancia de saber identificarlos para poder revisar el coche con antelación suficiente y evitar que lo que puede ser una pequeña avería o un rápido paso por el taller termine siendo algo más grave.

“Si observamos que algo va mal, el coche nos puede dejar tirados en cualquier momento y lo que inicialmente era una pequeña avería puede convertirse en una de mayor envergadura. Prestar atención a estos avisos es primordial para garantizar la seguridad del automóvil y, por lo tanto, evitar accidentes de tráfico. Ante el menor signo, es importante llevar el coche a un taller para que puedan realizar una revisión y detectar dónde está el problema”, declara Víctor Pardo, Market Manager y Proyectos Taller de Norauto.

Entre los principales "avisos" se encuentran los siguientes.

Testigos

No hay una normativa que recoja cómo deben ser estos símbolos y, por lo tanto, van a variar de una marca a otra. Afortunadamente, los más importantes suelen ser parecidos. El color suele ser clave y determinará la gravedad. Por ejemplo, los testigos de color rojo suelen indicar un fallo grave.

En este caso, se recomienda detener el vehículo lo antes posible. Llamar al seguro o a una grúa y trasladarlo a un taller. Desde Norauto, se indica que hay algunos testigos que también son rojos y que, sin embargo, no significa que haya una avería. Este es el caso del cinturón de seguridad.

Por el contrario, una botella con una gota en rojo puede significar que la presión del aceite motor es baja y, por lo tanto, hay que detener el vehículo inmediatamente. También suele ser rojo si hay un sobrecalentamiento en el refrigerante.

Si son de color amarillo o ámbar, normalmente indican que hay un fallo en algún sistema. Aquí, se aconseja llevar también el coche a un taller lo antes posible. Bombillas fundidas, presión baja de los neumáticos, falta de combustible etc.

Si por el contrario los testigos son blancos, verdes o azules, se trata de una información pero, no suelen mostrar averías.

Sonidos que no son los habituales

Los coches emiten ruido durante la circulación. Sin embargo, si se detecta un sonido que no es el habitual, puede significar que hay algún problema o avería. Hay que tener en cuenta, además, que los vehículos eléctricos apenas emiten sonido. Por ello cuentan con el sistema de aviso acústico (AVAS, por sus siglas en inglés), para que el resto de usuarios pueda percatarse de su presencia.

Según el ruido que se escuche, de cuándo y dónde proceda, puede tener un significado. Por ejemplo, si el ruido se emite al cambiar de marcha, puede ser que los engranajes tengan demasiada holgura o que los cojinetes estén desgastados.

También puede haber un nivel bajo del líquido de transmisión. Si el ruido sólo se escucha cuando se frena y deja de oírse cuando se suelta el pedal del freno, puede deberse a un desgaste de las pastillas de freno. Por el contrario, si se escuchan ruidos en el motor, lo más recomendable es apagar el vehículo y llamar a una grúa. Puede ser poco o mucho pero lo mejor es prevenir.

Color del humo procedente del tubo de escape

El color puede dar pistas sobre el tipo de avería. Si el humo es blanco y espeso cuando se arranca, puede indicar que hay una incorrecta puesta a punto del sistema de inyección en el caso de los coches diésel.

Si no tiene bomba de inyección, puede ser por un mal estado de algún precalentador. También puede ser por atasco en el tubo de escape de aceite o gasolina. Si el humo es blanco pero no muy espeso, puede ser normal.

Por el contrario, si el humo es azul o gris, puede deberse a varias averías como desgaste de los retenes de las guías de válvulas o del turbo. También puede estar en mal estado la junta de culata o que haya una fuga en el sistema de enfriamiento. En cualquier caso, se debe llevar el coche al taller.

Si el humo es negro pero sólo al acelerar, puede ser por una mala combustión del gasóleo. No hay problema si sólo se produce cuando se acelera fuerte. Si esto sigue ocurriendo posteriormente, se debe acudir al taller.

Olfato

Aunque la vista es fundamental a la hora de detectar averías, el olfato también puede dar algunas ideas. Se trata de identificar aquellos olores que puedan resultar más químicos.

Por ejemplo, si el humo gris que sale del tubo de escape huele a dulce, puede ser que se está quemando el refrigerante.

¿Huele a goma quemada debajo del capó? Puede deberse a que algún componente se está quemando. También puede oler a aceite quemado si se está quemando lubricante o a algún problema en la caja de cambios. Si huele a huevo podrido, puede proceder del tubo de escape por un problema con el convertidor catalítico. El olor prolongado a combustible suele indicar una fuga del depósito o de los inyectores mientras que si huele a caramelo, puede ser por una fuga del líquido refrigerante.

El coche no reacciona bien

Son sensaciones o comportamientos anómalos del vehículo. ¿El coche da tirones? Puede ser por problemas en la inyección de combustible, en la caja de cambios, válvula EGR en mal estado, un problema eléctrico o un catalizador que no está en buenas condiciones. También puede ser porque los filtros estén obstruidos.

Si, por el contrario, el coche pierde potencia al acelerar, puede ser por un problema de inyectores, del turbo o incluso por un filtro de aire en mal estado. Si al coche le cuesta arrancar, puede ser por un problema en la batería o en el motor de arranque. Igualmente puede ser por una avería en el alternador o un fallo en las bujías de los coches gasolina o los calentadores en los diésel.

Al igual que en las anteriores ocasiones y ante cualquier comportamiento poco habitual del vehículo, Norauto recomienda llevar el vehículo al taller para una exhaustiva revisión.

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