Ya han pasado dos años desde que se produjera el incendio del cementerio ilegal de Seseña (Toledo), provocando un gran impacto ambiental en la zona, además de obligar a evacuar a mil vecinos de la zona.

Este suceso en el mayor vertedero de neumáticos de Europa, tal y como publica La Vanguardia, supuso un punto de inflexión por lo que se refiere a las políticas medioambientales, llevando al gobierno de Castilla-La Mancha a realizar más inspecciones y una mejor gestión de residuos.

Así, seis meses después del siniestro, el Ejecutivo manchego aprobó un Plan Integral de Gestión de Residuos, que se enmarcará en la próxima Ley de Economía Circular, con el fin de que la gestión de los neumáticos haga que estos se puedan reutilizar como subproducto de otras actividades.

La mencionada ley pretende fomentar el reciclaje de todo tipo de residuos y disminuir los vertidos con la implantación de un canon o tasa por tonelada, fianzas que cubran incidentes y un sistema de seguros.

En el plano judicial, aún no se ha efectuado ninguna diligencia desde que se tomó declaración hace un año al único investigado, un empresario de 52 años vinculado al sector del reciclaje de neumáticos.

Por otro lado, la zona devastada por las llamas hoy se ha convertido en una zona limpia y aunque los análisis de los suelos constataron que no estaban contaminados, sí albergaban restos de hidrocarburos por la quema de los neumáticos que podrían haberse degradado y descompuesto actualmente.

Aunque los terrenos son privados, las empresas no han reclamado el acceso a esta propiedad. En caso de hacerlo, la administración autonómica tendrá que decidir si se les repercuten los gastos producidos por la limpieza de los terrenos.