Reparación | El 'Robin Hood' de los talleres, famoso por sus consejos en internet: "Tengo la agenda llena de por vida"

Enrique Álvarez (Talleres Piba) ha conseguido, a través de vídeos cargados de humor, reunir a más de 100.000 seguidores en TikTok. Infotaller entrevista a este profesional que pretende "dignificar la profesión del mecánico".

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Enrique Álvarez es el propietario de Talleres Piba, en Daimiel (Ciudad Real)

Quienes no conozcan el sector pueden dudar de si se trata o no de un actor. Si es realmente un mecánico o un humorista. Sus vídeos de consejos producen risa y aprendizaje a partes iguales, cualidades que, sin embargo, provocan alguna que otra división entre sus compañeros de profesión.

Sea como fuere, Enrique Álvarez (1984) ha logrado que Talleres Piba trascienda las fronteras del municipio de Daimiel (Ciudad Real), donde tiene sus instalaciones. Junto a la única ayuda de su mujer, este pequeño taller multimarca ha conseguido, gracias a su ingenio y humor, hacerse un hueco en el complicado mundo de las redes sociales.

Todo empezó hace dos años y medio, con el coronavirus. “Empecé con Tiktok, luego en Facebook y, por último, Instagram”, explica. Así ha llegado a publicar varios cientos de vídeos que van desde desmontar un bombín de arranque a cambiar una batería, pasando por otro en el que demuestra la importancia de que el mecánico conozca idiomas.

“La gente me dice: ‘no tengo ni idea, pero qué bien que me lo paso con tus vídeos’"

“Mi idea y eslogan es dignificar la profesión de mecánico. Veía que había mucho desconocimiento del motor, clientes que venían a preguntarme cosas. En mi pueblo, de apenas 18.000 habitantes, hay mucha gente mayor que no tiene conocimientos, entonces pensaba: Estoy siempre contando lo mismo, ¿y si hago un vídeo para no tener que repetirlo una y otra vez?”.

Ayudar y entretener como misión

Sin embargo, el avance tecnológico y la mayor complejidad hace su tarea de divulgación cada vez más complicada. “Todo se ha vuelto supercomplejo”, reflexiona.

Su estilo de tintes irónicos e incluso humorísticos es su principal seña de identidad. Álvarez defiende que “es gracioso de por sí”, pero admite que su objetivo es entretener. “La gente me dice: ‘no tengo ni idea, pero qué bien que me lo paso con tus vídeos’. Al final, la mejor forma de aprender es de forma divertida”, expone.

Este estilo choca con el de otros talleres en redes sociales, ávidos a la crítica, algo que no comparte el propio Álvarez.

"Parece que, a veces, tirara piedras contra mi propio tejado. Algunos trucos, es cierto que es mejor no decirlos”

“Me parece mal. Muchos entran en el salseo de criticar, que es lo que da audiencia, pero se demuestra lo contrario, que lo bonito es hablar bien, apoyarnos y no criticarnos ni decir nombres”, defiende.

Tercera generación de mecánicos

Enrique Álvarez es la tercera generación de mecánicos de la familia. Su camino es similar al de muchos otros. “Desde muy pequeño me apasionaban las motos. Con 7 años, me regalaron una y me dedicaba a arreglarla. Esa afición, años más tarde, decidí convertirla en profesión”, explica.

Enrique Álvarez posa en el mostrador de su taller
Enrique Álvarez posa en el mostrador de su taller

En su caso, fue el pionero en reparación de vehículos, aunque conservando el nombre. “El taller lo tenía mi abuelo, pero no era un taller de coches, sino de maquinaria agrícola. Reparaba máquinas de la marca Piba. Yo fui el que empezó con los coches, cuando ya la marca empezó a desaparecer, aunque de vez en cuando, arreglo alguna cosa de Piba”, reconoce.

Un taller criticado

Sus truquitos son controvertidos. En uno de sus vídeos cuenta cómo arreglar un embrague sin cambiar el disco, reduciendo, por tanto, su precio de 800 euros a 50. Conocimientos que pueden socavar la rentabilidad de algún negocio.

El ‘Macgyver’ de la mecánica -como él mismo se define- entiende las críticas. “Es cierto. Parece que, a veces, tirara piedras contra mi propio tejado. Algunos trucos, es cierto que es mejor no decirlos”, reconoce.

Sin embargo, Álvarez defiende su estilo. “Yo la línea de criticar a los fabricantes la veo fea. Yo prefiero dedicarme a dar trucos y soluciones”, asevera.

Falta de honestidad, una asignatura pendiente

Este mecánico de Daimiel considera que hay falta de transparencia y honestidad en el sector. Pone como ejemplo una clienta que llega a su taller “chorreando aceite” después de pasar todas las revisiones en el concesionario. “Me enseñó una factura de 900 euros en cambiar pastillas, discos y aceites. Ahora, para la reparación, le pedían 1.500 euros. Yo se lo he arreglado por 150 euros”, asegura.

“Mantener un concesionario supone muchos gastos. Ese local tan grande, acristalado, con tantas personas. Pero es que luego hay mucho ‘piratismo’. Hay mucha gente que gana poco y se compra un coche y llega un taller y por una avería ‘chorra’ te clava 1.500 euros. Intento ser un poco el ‘Robin Hood’ de la gente”, sonríe.

“Tengo 34.000 emails sin leer, recibo unas 100 llamadas diarias, 100.000 seguidores en Tiktok, 70.000 en Facebook y con una cartera de 2.200 clientes me resulta imposible abarcar más”

Esa falta de honestidad es también para Álvarez responsable de muchos de los problemas de los talleres de carrocería con las aseguradoras. Sin defender a estas últimas, critica sin tapujos las prácticas de muchos talleres.

“Todos los que llevamos tiempo en esto sabemos lo que ha pasado. Hace 20 años, era la gallina de los huevos de oro para los chapistas. Les sacaban bien el dinero. Los peritos hacían la vista gorda. Pintabas parte del coche y te lo pagaban entero. Cambiabas el faro, te pagaban el original y ponías el de aftermarket. Se han hinchado a billetes, pero como todos los excesos, luego se pagan. Ahora viene lo contrario. Entonces, ni lo de antes ni lo de ahora”, mantiene.

Una agenda llena de por vida

Enrique Álvarez y su mujer son los únicos trabajadores de Talleres Piba. El trabajo, frente a lo que pudiera parecer, no le falta. “Tengo la agenda llena de por vida”, sostiene.

“Tengo 34.000 emails sin leer, recibo unas 100 llamadas diarias, 100.000 seguidores en Tiktok, 70.000 en Facebook y con una cartera de 2.200 clientes me resulta imposible abarcar más”, destaca.

Álvarez descarta la idea de ampliar negocio. “No cojo más clientes. He apostado por vivir bien”, defiende, en parte, debido a las dificultades para encontrar personal. “No hay chavales en el oficio”, por lo que su solución pasa por derivar coches a otros negocios y hacerles el seguimiento.

Futuro optimista

“No es justo que un cliente que lleva viniendo cinco años de forma regular te avise de que tiene un problema y no le pueda atender en cuatro meses”, razona.

Ya sea por su personalidad o por su situación, Talleres Piba es optimista de cara al futuro. “No nos vamos a quedar sin trabajo”, señala, a pesar de los “constantes desembolsos en formación y maquinaria”.

No cree que el eléctrico vaya a llegar a pueblos como el suyo por lo que mantiene que “trabajo va a seguir habiendo y no hay ninguna empresa que tenga mucho trabajo que se arruine”.

Entre tanto, promete seguir ofreciendo consejos y risas a aquellos que estén dispuestos a verle en sus vídeos.

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