Las marcas están empeñadas en que las buenas cifras de ventas de vehículos que se están registrado en 2015, se mantengan en el año próximo con el 'empujón' que supone el Plan PIVE. Un plan que, como ya anunció el Gobierno, no será prorrogado y la presente octava edición será la última... al menos hasta después de las elecciones generales.

Así lo han manifestado en el Salón de Frankfurt directivos de las marcas presentes en el mercado español, según Efe. Los ejecutivos de las principales compañías consultados por la agencia han señalado que la restricciones impuestas en el actual PIVE han ralentizado las operaciones susceptibles de ser acogidas por este plan, de modo que a final de año "no se consumirán los 225 millones de euros asignados".

La opinión generalizada entre las marcas es que el remanente sea trasladado a 2016, ya que el mercado, a pesar de estar en crecimiento, "no está consolidado y debe situarse en el entorno de 1.200.000 unidades".

En 2015, la previsión es de 1.050.000 unidades matriculadas, por lo que, según los fabricantes "aún se tardará un par de años para llegar a esa normalidad y hasta tanto, el mercado debe ser estimulado con las ayudas del PIVE".

Las operaciones acogidas al plan suponen en torno al 40% del total de las matriculaciones de clientes particulares, los únicos que pueden acogerse a esta ayuda. Los ejecutivos calculan que existe una "demanda latente estimada de 200.000 coches que debe de aflorar y volver al mercado".