La fiabilidad es, sin duda, uno de los aspectos clave en el sector de la automoción. Los fabricantes se afanan en mejorar sus vehículos para hacerlos cada vez más seguros y técnológicos aunque, en ocasiones, es precisamente ahí donde más fallan.

Un reciente estudio de la consultora JD Power sobre fiabilidad ponía de manifiesto que los fallos que tienen que ver con la tecnología son los que más crecen entre las marcas comercializadas en Estados Unidos mientras los fallos mecánicos caen.

El descenso de la fiabilidad -dicho estudio registró un crecimiento en la media global de fallos en los vehículos en Estados Unidos-, junto con un número récord de llamadas a revisión de vehículos -las revisiones afectaron a millones de coches el año pasado- y quejas relacionadas con la seguridad "afectan a la confianza del consumidor", asegura Renee Stephens, vicepresidente de la división de automoción para Estados Unidos de JD Power.

"La fiabilidad tiene un impacto directo en las decisiones de compra y lealtad a la marca", señala Stephens. Así, más del 50% de los conductores citan a la fiabilidad como una de las razones más influyentes para la elección de una marca y modelo específico a la hora de adquirir un vehículo. Al mismo tiempo, "la preocupación por la fiabilidad han aumentado este año como razón para evitar modelos concretos", asegura.

El experto de JD Power apunta que sólo el 41% de los propietarios que experimentaron tres o más problemas con su vehículo volvió a confiar en la misma marca en su siguiente compra. Es decir, 6 de cada 10 no repitieron.

Además, entre los propietarios que no experimentaron problemas con su vehículo, el 55% compró la misma marca de nuevo. Asímismo, sólo un tercio de los propietarios que tuvieron que reemplazar un componente fuera del desgaste normal dijeron que definitivamente volverían a adquirir la misma marca.

Con todo esto, mientras las marcas de automóviles y proveedores están apostando con entusiasmo por los vehículos totalmente autónomos, los consumidores necesitan tener confianza en esas tecnologías que actualmente incorporan los vehículos antes de estar dispuestos a quitar sus manos del volante para que los coches tomen el mando.

"Si se piensa en los problemas tecnológicos que refleja el estudio en el contexto del vehículo autónomo, la industria tiene claramente mucho trabajo por hacer para asegurar la confianza de los consumidores", señala Stephens. "En este momento, si los consumidores no pueden confiar en su vehículo para conectarlo con su smartphone, o confiar en que su sistema de navegación le lleve a su destino, sin duda aún no está listo para confiar en que la tecnología autónoma mantendrá su vehículo fuera de la cuneta", concluye.