El atentado terrorista de Niza ha sembrado la alarma entre los cuerpos de seguridad ante la posibilidad de que se puedan utilizar coches autónomos como un elemento más en estas operaciones violentas.

Hace dos años, el FBI ya advirtió de esta posibilidad que hoy se ha hecho más patente tras el modus operandi llevado a cabo en el atentado de la ciudad gala, pese a que el camión utilizado no dispusiera de este sistema.

Actualmente, los vehículos pueden ser programados con un software de navegación, lo cual hubiera permito al autor de los hechos del pasado 14 de julio salir ileso de la masacre.

Como consecuencia de ello, algunas consultoras subrayan que las previsiones que apuntan que entre el 2020 y el 2025 ya habrá coches autónomos en el mercado pueden posponerse, al menos, hasta el 2035.

No obstante, en el sector tienen otra perspectiva y, por ejemplo, Carlos Ghosn, presidente de la Alianza Renault-Nissan, habla de coches casi autónomos con dispositivos que ayuden en la conducción.

En cualquier caso, Ghosn transmite prudencia e indica que estos nuevos sistemas serán viables cuando todos los coches lo sean y las comunicaciones entre vehículos permitan evitar colisiones entre ellos.

Sin embargo, Tesla ya ha puesto en el mercado su AutoPilot, que ya ha costado la vida a una persona en las últimas semanas.

En el caso de la compañía Mercedes, también dispone de este tipo de conducción casi autónoma pero no permite al conductor que suelte el volante en ningún caso.

Por otro lado, los expertos en el tema ya hablan de las consecuencias legales de estos coches ya que en caso de accidente, ¿quién es el responsable: el conductor, el estado, las aseguradoras o los fabricantes?

Asimismo, la posibilidad de poder intervenir por parte de las fuerzas del orden en este tipo de coches si se sabe que será utilizado para atentar, también se baraja entre los profesionales de la seguridad digital.