El diseño de los coches actuales, con superficies acristaladas cada vez mayor, influye tanto en el coste de los parabrisas, que se han encarecido hasta el 68% en diez años, como en la frecuencia de su reparación. Así lo confirma un estudio realizado por la compañía británica Auto Windscreens.

Un buen ejemplo de esta tendencia es el Citroën C4 Picasso, con un 20% más de superficie acristalada respecto al modelo anterior. Esta circunstancia ha aumentado las posibilidades de que la luna sufra un chinazo o rotura, lo que juega en beneficio de los talleres de reparación, ya que el informe explica que los trabajos de reparación y sustitución de parabrisas son hoy más frecuentes que nunca.

El informe revela también que la introducción de tintas, sistemas térmicos e incluso de tecnología GPS en los cristales ha disparado el precio de estos componentes desde el año 2000.

El estudio también apunta que el coste del parabrisas de un Volkswagen Golf es el 68% más caro que el de su predecesor, el del Ford Mondeo, el 59% y el del BMW Serie 5, el 50%.