Reparación | Alemania pretende que desaparezcan los coches de combustión

El gobierno germano ha propuesto a la Unión Europea que establezca una hoja de ruta para reducir las emisiones contaminantes.

En 2015 Alemania produjo 165 millones de toneladas de dióxido de carbono.
En 2015 Alemania produjo 165 millones de toneladas de dióxido de carbono.

El Consejo Federal de Alemania (Bundesrat) acaba de aprobar estos días una resolución mediante la cual se pretende prohibir la venta de vehículos diésel y gasolina a partir de 2030.

Esta decisión tomada por los Estados federados del país germano tiene como objetivo la reducción de emisiones contaminantes acordada en el primer pacto mundial sobre el clima, rubricado en la conferencia de París en diciembre de 2015.

La medida supone la prohibición de la venta de coches con motores de combustión, por lo que no afecta a aquellos automóviles que se vendan antes de la fecha establecida.

Pese a esta decisión, los expertos prevén que habrá que esperar hasta 2050 para que desaparezcan los motores tradicionales de las carreteras. A partir de dicha fecha, Alemania se compromete a reducir las emisiones de dióxido de carbono entre el 80% y el 95%.

Por otro lado, el diario alemán Der Spiegel informaba estos días que Alemania ha instado a la Unión Europea a que revise las políticas de impuestos para favorecer otras energías alternativas en el sector. Esto supone más incentivos para la compra de vehículos eléctricos o la eliminación de las rebajas de los impuestos para los vehículos diésel.

En el país germano ya se están empezando a tomar medidas de este tipo y en mayo el consejo de ministros aprobó un proyecto de ley para subvencionar con 4.000 euros la compra de coches eléctricos y con 3.000 la de híbridos.

Para ello, se cuenta con un presupuesto de 1.200 millones de euros, repartido entre fabricantes y Gobierno federal, que subvencionará la compra de estos coches entre 2016 y 2019.

Asimismo, el viceministro de Economía en Alemania, Rainer Baake, ha señalado a este respecto que "no ha habido reducción alguna en las emisiones de CO2 en el transporte desde 1990”.

Por ello, el gobierno de Merkel ha anunciado que necesita reducir unos 10 millones de toneladas de dióxido de carbono durante los próximos cinco años, teniendo en cuenta que el pasado año se contabilizaron 165 millones de toneladas.

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