La tecnología de la que se dispone hoy en día en un taller facilita la tarea de los profesionales del sector haciendo que se puedan encontrar y solventar con mayor rapidez y eficacia los problemas que tengan los vehículos.

Entre los dispositivos que ayudan en estos procesos se encuentran los equipos de diagnosis. No obstante, estos también pueden sufrir averías, ofreciendo datos erróneos que hagan que los técnicos no obtengan los resultados deseados.

Para saber dónde radica el problema del equipo, explica Loctite en un artículo que publica en su blog, hay que mirar si hay algún defecto visible que provoque el mal funcionamiento (golpes, roturas, cables pelados o, incluso, que se haya mojado el sistema).

Si se producen golpes o roturas de partes internas, la máquina no se encenderá, no cargará la información o no funcionará correctamente por algún problema en la centralita.

El problema también puede venir de otra parte de la máquina o de la propia centralita del vehículo, por lo que deben revisarse las conexiones, tanto del equipo de diagnosis como las que van a la centralita del vehículo. Es posible que estas no sean las adecuadas y no hagan contacto, que estén sucias, dobladas o, simplemente, que se encuentren en mal estado.

Asimismo, apunta el post, debe verificarse que se está empleando el equipo correcto para el trabajo requerido. Es decir, no se puede utilizar una máquina de diagnosis monomarca en un automóvil de otro fabricante porque no funcionará.

Otro de los motivos que puede provocar errores es que el equipo utilizado sea mucho más actual que la centralita del coche o que no permita ser diagnosticada o reprogramada con un equipo convencional.

El artículo también señala que, en ocasiones, es posible que se enciendan los testigos de aviso en el panel de control pero que el equipo de diagnosis no encuentre la avería si la centralita ha sido reprogramada y el sistema no cuenta con los datos actualizados.

Por otro lado, los profesionales de Loctite recuerdan que estos dispositivos son frágiles y muy sensibles a la humedad. Por ello, deben guardarse en algún lugar seco que garantice su correcto funcionamiento.