Liqui Moly ha presentado su balance relativo a 2015. Y de los datos se desprende el buen estado financiero de la empresa, ya que las ventas crecieron durante ese ejercicio el 5%, hasta alcanzar los 441 millones de euros, 20 millones más en 2014.

Además, el fabricante de aceites y aditivos de motor incrementó el número de trabajadores en 35, por lo que cerraron el año con un total de 731 operarios. A esta cifra hay que sumar los 16 que se han incorporado en los primeros meses de 2016.

“Más importante aún que el aumento de la cifra de ventas, me parece el aumento de la plantilla”, explica Ernst Prost, socio director de Liqui Moly.

La firma alemana ha conseguido duplicar su facturación desde 2009. “Estas cifras de crecimiento son dignas de una startup; y en cierto modo, lo somos en nuestro sector, porque somos más ágiles y flexibles, y estamos más cerca del cliente que nuestros grandes competidores”, comenta Prost.

La empresa reconoce que el incremento del 5% podría haber sido mayor si no hubiera sido por la situación que atraviesa Rusia (rublo debilitado, crisis económica y turbulencias en Ucrania), el mercado exterior más importante para Liqui Moly.

No obstante, el fabricante está satisfecho con los datos y con su coeficiente de fondos propios, que supera el 70%, por lo que no depende de los bancos.

Según han informado, este año llega a su recta final el programa de modernización y ampliación de la fábrica de aceites en Saarlouis (Alemania), en el que terminarán depósitos de almacenamiento adicionales, nuevos laboratorios y cadenas de protección, por un valor de 13 millones de euros.

Por otra parte, Liqui Moly tiene previsto que en 2017 se lleven a cabo las reformas de otros depósitos de almacenamiento y “se invertirá en el suministro de energía por valor de cinco millones de euros, por lo que estaremos bien pertrechados para convertirnos en una marca global”, afirma Ernst Prost.