Reconocimiento de marca, relaciones públicas con sus clientes y test para sus productos. Tres razones de peso que llevan al fabricante Liqui Moly a apostar e invertir por el mundo de la competición del motor. El patrocinio de equipos en el Touring Car Service (TCR) y el apoyo al piloto Sandro Cortese en la categoría de MotoGP en el Campeonato del Mundo de Motociclismo son dos de los ejemplos más destacados de la implicación de la marca en el deporte del motor.

Si estuvisteis atentos al pasado Gran Premio de la Comunidad Valenciana, la prueba que cerraba el Mundial de Motociclismo 2015, seguro que veríais las vallas que rodean la pista, en muchos de sus tramos, con la imagen de Liqui Moly. Con InfotallerTv como testigo, en compañía de clientes de la marca procedentes de diferentes países, el fabricante alemán se hizo notar en el circuito de Cheste (Valencia).

La competición del motor es un banco de pruebas excelente y exigente para los lubricantes y aditivos Liqui Moly ‘made in Germany’, que completa su oferta con productos para el cuidado del automóvil (abrillantadores, champús, ceras, etc.) y para el servicio técnico de ayuda en las reparaciones (adhesivos, detectores de fugas, limpiadores de frenos, entre otros).

A los directivos de Liqui Moly les gusta decir que su empresa se mueve en el mercado “no con la pesadez de un gran petrolero, sino ágiles como una lancha rápida”, adaptando cada día su plan a los deseos de sus clientes. Con esta estrategia, sus ventas desde 1999 hasta 2013 se multiplicaron por cinco. Aunque Alemania sigue siendo su mercado principal, con el 50% de su facturación, Liqui Moly está presenta ya en más de 100 países, entre ellos España, por supuesto.