Bosch lleva fabricados más de 111 millones de módulos de control para airbags desde 1980. Estos módulos sirven para registrar el tipo y la gravedad de los accidentes a través de sensores, y así activar los medios de retención dependiendo de cada situación específica.

La versión básica de la generación actual de módulos, el Airbag 10, que entró en fase de producción en 2008, es aproximadamente el 70% más pequeña que las anteriores. Se compone de un único módulo que controla hasta 32 dispositivos de retención.

Además de la reducción de sus dimensiones y costes, otras mejoras aplicadas a los módulos de control de Bosch son los sensores adicionales, que permiten incluso conocer el peso y la posición sobre el asiento del conductor y del acompañante. Si estos pesan muy poco o están muy inclinados hacia delante, los airbags no se activan o lo hacen de forma escalonada, lo que reduce el riesgo de lesiones. Otras funciones de seguridad integradas permiten prevenir lesiones a los peatones o atenuar las segundas colisiones, gracias al sistema ESP. Si los sensores de colisión comunican que se ha producido un accidente, el ESP frena el vehículo automáticamente, reduce su energía cinética y, por tanto, la fuerza de una posible segunda colisión.

El 80% de los coches fabricados en todo el mundo se equipa con airbags que contienen todos estos avances. Como consecuencia, desde los años 90 hasta 2008, las muertes por accidentes de tráfico se han reducido a casi la mitad.