La subasta de vehículos de ocasión importados también puede suponer una fuente de negocio para la posventa. Así se ha puesto de manifiesto durante la presentación de la primera edición del informe “El valor de las subastas en el mercado de ocasión” presentado en el IE Tower de Madrid por Ganvam, en colaboración con MSI. Porque, en 2022 se puso de manifiesto que las empresas de subastas de vehículos se convirtieron en el principal intermediario de los vendedores profesionales con los mercados internacionales para tratar de dar respuesta a la demanda en un contexto de falta de stock. Pero también talleres y desguaces hacen uso de esta fuente de negocio.
En concreto, si bien el 65% de los compradores que acuden a las subastas son concesionarios y compraventas, el 28% se corresponde con talleres y desguaces que adquieren unidades para aprovisionarse además de piezas de recambio.
No obstante, el principal objetivo de la importación de vehículos es, por supuesto, la venta. Y en un contexto de escasez de oferta, se disparó el número de importaciones de vehículos de ocasión el 20,4% en 2022, con más de 124.000 operaciones a cierre del año pasado en España. Esto supone triplicar las 40.000 operaciones con vehículos importados que suele registrar el mercado español de usados en condiciones de normalidad. El dominio del canal online, en el que se mueve la totalidad de las compañías de subastas, resultó clave para poder superar las barreras geográficas y servir al profesional de fuente de aprovisionamiento de vehículos fuera de nuestras fronteras.
El 56% proceden de flotas de empresa
El informe -cuya muestra representa el 80% del mercado español de subastas de vehículos de ocasión (incluyendo tanto turismos como comerciales)- evidencia cómo las flotas de empresas fueron los mayores “proveedores” de producto. En concreto, el 25% de los vehículos subastados el año pasado procedían de contratos de renting, mientras que casi el 20% tenía como origen un operador de alquiler temporal o rent a car. El 14%, por su parte, venían de flotas privadas, es decir, de vehículos que no forman parte del negocio de alquiler, sino que están a nombre de la propia empresa para uso interno.
El hecho de que los vehículos subastados procedan en su mayoría de flotas de empresa explica que uno de cada cuatro unidades tenga menos de cinco años de antigüedad, lo que convierte a estas empresas de subastas en una palanca para contribuir a mejorar cualitativamente la oferta del mercado de usados.
Por otro lado, el informe también analiza la distribución por fuentes de energía de los vehículos subastados, poniendo de manifiesto que el 26% se correspondió con propulsiones alternativas (gas, híbridos y eléctricos). De estos, uno de cada diez tuvo la etiqueta Cero, procediendo, sobre todo, de la renovación de flotas de carsharing y de matriculaciones tácticas de los concesionarios.
