Talleres_del_siglo_XXI_Josep_Ferro Josep Ferro

| Consejos para comprar y cuidar los elevadores en el taller | -

Consejos para comprar y cuidar los elevadores en el taller
Consejos para comprar y cuidar los elevadores en el taller

Si eres emprendedor, a la vista del parque de elevadores que hay hoy en este país, sorpréndenos a todos, monta una empresa seria, legal y bien organizada, y ofrece 'Revisiones Gratis'. Es ya solo lo que falta, y no descarto que un valiente se anime y se ponga hoy mismo. No te preocupes sr. Valiente si te decides a empezar este camino: la clientela la tienes asegurada y la facturación saldrá por la via de los recambios y las reparaciones.

Este verano (2015, siglo XXI) un mecánico murió aplastado por el coche debajo del que estaba trabajando en un taller del centro de Barcelona. En un barrio céntrico, normal, normalísimo. ¿De quién es la responsabilidad? Qué más da ahora. Seis meses más tarde, la administración competente redacta un documento muy al estilo del Ministerio, del que un día de estos hablábamos en el Gremio de Talleres de Barcelona. Cuando la Administración manda un escrito, certificado y con acuse de recibo, más de uno nos ponemos a pensar y a hacer lo que debería estar hecho hace décadas.

“Estamos escuchando ofertas para ‘homologar’ algunas empresas para que hagan mantenimientos preventivos y reparaciones de elevadores a los agremiados, al mejor precio.”

Lo que no dice ni la nota de prensa ni la Administración es la edad del elevador. No dice si, por ejemplo, era anterior al 1995 y no tenía placa CE, o si, por ejemplo, y no se me enfade nadie… el elevador era de la década de los 80. Casi 40 años trabajando, con personas debajo de bastante más de 1.000 kg de hierro. Una reflexión: ¿Recuerdas cómo era tu coche y tu teléfono móvil en el año 1985? ¡No hay más preguntas, señoría!

Ahora nos podríamos poner todos serios e ir al tema.

Mientras no aparezca el genio de las 'Revisiones Gratis' hazte un favor: si tienes alguna responsabilidad en la empresa y estás en un despacho, sal a ver los elevadores. Comprueba si tienen la placa CE. Comprueba en una chapita metálica que deberían tener el año de fabricación. Mira las etiquetas de mantenimiento, si las hay, y que son obligatorias (asegúrate que están dentro de fechas).

Vete a la oficina y busca una carpeta con toda la documentación de este aparato desde el día que se instaló. Revísala con visión de abogado. Y a la próxima revisión, estate delante del técnico. Observa y asegúrate de todo lo que le hacen. También de lo que no hacen. ¿Cuánto tiempo le dedican a la revisión? ¿Se ventilan el elevador en 10 minutos, cigarrillo y 'whatsapps' incluidos o tardan 30 o 45? ¿Hay check list o es 'intuitivo'? ¿Percibes diferencias entre lo que hacen y una simple 'revisión visual'? ¿Pegan las etiquetas actualizadas? ¿Te dejan un informe o se limitan a dejar un albarán para cotejar luego la factura?

A esta empresa que viene a engrasar (esto no es revisar...) los elevadores y que es tan barata y está tan comprometida, ¿le exigimos la ISO, la declaración de riesgos laborales, la coordinación empresarial, los EPI, y un infinito etcétera de obligaciones legales y laborales… que le vamos a exigir a partir de ahora a los de verdad?

Y otro tema… ¿Te hacen alguna recomendación? Que en España tengamos decenas de miles de elevadores en funcionamiento diseñados y fabricados el siglo pasado es una realidad que debería hacer reflexionar y reaccionar al sector entero. ¿Por qué no se habla de planes renove?

Por favor. Os invito a escribir vuestras experiencias a través de este mismo canal.

Y con permiso, quiero hacer algunas reflexiones sobre los fabricantes: españoles, italianos, alemanes, chinos o coreanos. Y a sus importadores y a las redes de distribuidores. Habilidades comerciales de los 80 al margen, los conocimientos técnicos y del producto escasean.

En general, comprar según qué equipamiento es una aventura. Se da por descontado que estamos obligados y… pasas por el tubo. Antes de comprar, ni lo puedes ver ni tocar. Folletos o catálogos muy mejorables. Showroom… ¿diga? Y el pobre comprador tantísimas veces acaba olvidando que convivirá con este equipo varias décadas y cede a la presión del precio.

Por unos cuantos euros resultado de ceder algo de descuento en unos equipos con márgenes astronómicos, uno acaba comprando algo que no está seguro que sea lo que más le conviene para su negocio, para el suelo al que lo tiene que fijar, a la altura del techo, y/o a tantos otros condicionantes. Y luego… ¡Claro! la espera... O coges el de stock (¡Anda, todavía me encaja menos!) o te esperas seis semanas.

¿Quién se atreve con un 'si no te gusta te devolvemos tu dinero'?

Señores: El sector pide a gritos un poco más de encanto. Glamour, sabiduría, rigor, compromiso, sentido comercial (pero el de verdad, no el del bar), toque femenino (no de calendario ni de telefonista o administrativa, sino de gestión, de mando.). El taller está pidiendo luz, modernidad, encanto, seriedad, procesos, equipamiento y herramientas del siglo XXI.

Y finalmente, debemos tener con nosotros la misma exigencia que la que tienen nuestros clientes con nosotros. Estos que queremos que estén totalmente satisfechos. No al día siguiente de comprar su bonito coche, sino años más tarde, después de recorrer miles de kilómetros y de pasar por nuestros talleres varias veces.

Sobre el autor

Ingeniero Industrial. Veterano del Taller, la Logística, y ahora en el mundo de los Hospitales.

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