Como todos estamos muy sensibles con los precios de las cosas, hago la prueba de buscar un taller barato en Madrid, mi ciudad. No porque necesite en este momento reparar el coche, más bien por curiosidad periodística y de paso para encontrar argumentos para un nuevo post. Recurro al buscador de buscadores (google) y la primera entrada de empresa del sector de la posventa de vehículos corresponde a Talleres MM (Maestrum).

Un simple vistazo a su web deja claro que no es un taller cuyo principal argumento sea el precio. Que prioriza los servicios añadidos a la mera reparación. Que se mueve con soltura en el mundo 2.0 y conoce las palabras clave para atraer a mayor número de usuarios. Curiosamente, en su página web no hay muchas alusiones directas al precio de sus trabajos; prefiere remarcar otros aspectos. Y me parece perfecto.

Es un taller que ofrece coche de sustitución gratis, que pasa la ITV del coche, que tiene servicio de recogida a domicilio y que realiza revisiones "sin cargar el IVA" al cliente los fines de semana. Su precio/hora (39,95 euros) está en un rango medio/alto para Madrid capital (dentro de los talleres multimarca) e incluso, como en El Corte Inglés, si el cliente no queda satisfecho, “no paga el trabajo” (lo pone con asterisco en su web y el enlace que lleva a las explicaciones no funciona si se hace clic; eso hay que subsanarlo).

Para aquellos clientes que demandan una serie de servicios adicionales en la reparación de su coche, es probable que les parezca barato. No se puede comparar con talleres que defienden un concepto low cost, en el que prima el puro precio final.

Barato es en este caso la palabra clave para posicionar a Talleres MM en Internet. Ese posicionamiento en Internet le hace destacar. Pero en realidad lo que a mí me llama la atención es su atrevimiento e innnovación en el uso de los medios online y las redes sociales: su foro de expertos, sus descuentos para quienes a través de Facebook difundan sus promociones semanales, sus vídeos y su singular 'Curso de Mecánica de Supervivencia”, que cobra a 50 euros por alumno. Eso es valor añadido para los clientes.

La conclusión que saco es que hay que relativizar el factor precio como argumento para vender y facturar más. Asumir que siempre habrá alguien dispuesto a bajarlo hasta límites impensables. Pero también existen clientes que están dispuestos a pagar más a cambio de servicio. Lo que tiene que hacer el taller es ganárselos con imaginación, buen servicio, capacitación tecnológica y máxima atención. Y si se gana la fama de barato (o se la adjudica google)....casi seguro que tendrá más clientes en tiempos de crisis. Al fin y al cabo... ¿qué es lo barato y qué es lo caro cuando lo fundamental es la confianza y la seguridad?