Me llama Alfonso Bueno, presidente de Asboc, la asociación española de Servicios Bosch. Un domingo por la tarde, en medio de un puente en Madrid por la festividad de la Almudena. Malas noticias, barrunto, mientras no dejo de prestar atención a la carretera. Me pilla conduciendo.

Mi mal augurio se cumple. Ha muerto Luis Robles, gerente de Cars Marobe, en un desgraciado accidente, me dice Alfonso (ver noticia). Vaya palo. Sentía sincera simpatía por él. Siempre me pareció que hacía más de lo que se le reconocía. Destacaba por ser muy campechano y directo en el trato, se desvivía por su empresa y era un habitual en los eventos del sector. 

Habrá talleres que no sepan quién era Luis Robles. Pero sí serán muchos los que se habrán formado en los innumerables cursos impartidos por Cars Marobe, o habrán solucionado un problema con una reparación llamando a su servicio de asistencia telefónica. Gracias a la sagacidad y el tesón de Luis Robles, alma mater de Cars Marobe y un pionero indiscutible en la formación de talleres en España.

Hace apenas dos semanas coincidí con él en el Congreso de Serca, en Jaén. La última vez que le ví. Me contó sobre sus nuevos proyectos, su ilusión con el acuerdo para empezar a formar talleres de Inglaterra. Después del enorme esfuerzo que dedicó para poner en marcha la actual sede de Cars Marobe en Móstoles (Madrid), un salto cualitativo enorme para su empresa, tocaba explorar nuevos mercados. La fatalidad se cruzó en su camino de la forma más cruel. Descansa en paz, Luis.